Milán 2024
Viajar es abrir los poros de la curiosidad y permitir que el niño interior aflore, aumentando nuestra curiosidad, llenándonos de ganas de aprender y conocer permitiendo que nos embarquemos en pequeñas aventuras, dentro de una gran aventura.
La exposición "Io sono un drago" diseñada por Pierre Charpin y curada por Fulvio Irace para la Triennale de Milan fue para mi una de ellas. Entre edificios espectaculares y una ciudad que me llenó de estímulos visuales para mi fotografía de arquitectura me encontré de repente en una gran sala llena de objetos, espacios, obra gráfica, esculturas, intalaciones y espacios inmersivos que crearon nuevas conexiones a mis ideas como artista, arquitecto y comunicador visual.
Alessandro Mendini es un arquitecto y diseñador italiano con una carrera muy amplia que incluye, entre otros, el haber sido editor de las revistas Domus y Casabella, dos referentes indiscutibles en el diseño y la arquitectura mundiales.
Su trabajo abarcó todas las áreas del diseño y la arquitectura, permitiéndole definirse desde muchas instancias, entre ellas la del diseñador, el artista, el diseñador gráfico, el arquitecto, el editor, el artesano, el poeta... en fin.
En la exhibición "Io sono un drago" (Yo soy un dragón) Milán 2024, encontramos todo un recorrido por su obra, desde las piezas más icónicas como su silla Proust, una reinterpretación postmoderna del mobiliario clásico francés, hasta las portadas de las revistas en las que fue un "influencer" del siglo XX, promoviendo el talento de un gran número de artistas, diseñadores y arquitectos italianos y europeos.
Su libertad mental para lanzarse en diferentes áreas del conocimiento son una invitación a la producción masiva, a la repetición incesante y a la creación en su máxima pureza, claro está que esta creatividad sin límite se articula perfectamente con la capacidad de mostrarla, de comunicarla y de hacer parte de grupos más grandes y complejos que el mismo, lo que permite que su trabajo repercuta en diferentes escenarios y que sea el engranaje entre creación y difusión el motor escencial del conjunto de su obra.
En su lógica postmoderna el impacto visual y el juego de palabras dominan su pensamiento, hay una lucha en contra de la utilidad anteponiendo la belleza como un valor de altísima importancia, dejando incluso el uso en un segundo plano. Esto marca tendencia en una época en la que el diseño italiano se desarrolla como una marca de calidad y reconocimiento.
Hoy, visto en retrospectiva su trabajo es casi una poesia de colores y formas. Un verso que lucha por desprenderse de los valores modernos de la productividad y que aboga por la libertad de las ideas, por eso encontrarse con su trabajo aún hoy en día es refrescante, nos permite entrar en un espectro desconocido de emociones desenfadadas, en el que podemos crear todo aquello que imaginemos sin restricciones. Otra cosa será que estemos, cómo el lo estuvo, en el centro de la conversación y que por tanto ese impulso creativo tenga un efecto expansivo en el escenario del arte y el diseño, sin embargo nadie nos puede detener a vivir en nuestro propio mundo de ilusiones.
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