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  • Jairo A Llano

Contenedores de Arte - MAMM


En días pasados, el Museo de Arte Moderno de Medellín (Mamm) abrió las puertas de su nuevo edificio, obra diseñada por las oficinas de arquitectura Ctrl-G de Colombia y 51+1 de Perú. Siendo este un proyecto de ampliación, que en parte reemplaza en importancia al edificio histórico recuperado en principio para el museo, su carácter es de un edificio independiente, con una relación con el espacio público más franca y una búsqueda por darle un nuevo significado al lugar en donde se emplaza.

Sin haber leído sobre el concepto de los arquitectos, me atrevería a decir que estamos ante una arquitectura industrial y modular, que no lo es. Me explico, el concepto son contenedores industriales apilados pero la resolución es de construcción tradicional, una contradicción que juega con la idea misma del museo contemporáneo. Un lugar estable, tradicional pero temporal a su vez, en donde lo que se contiene cambia mes a mes, existe en la escencia del museo la idea del cambio, de renovar y de "comerciar" con la cultura, lo físico y a su vez lo etéreo.

Para resaltar existen muchas cosas, entre ellas la relación doble del auditorio con el interior y el exterior. Sin embargo me centraré en dos en particular. La primera: "La promenade" el recorrido, el camino abierto para recorrer el edificio. No puedo acudir a esta palabra sin pensar en la Ville Savoye de Le Corbusier, esta idea de la edificación que es recorrida y que no está pensada desde un solo lugar, o para responder a una fotografía determinada, sino que por el contrario es un juego constante que plantea el arquitecto para quienes lo recorren. En este proyecto podemos pasear entre estos amontonados contenedores, utilizando las escaleras que los tejen, y entendiendolos a ellós mismos como puentes que conectan una especie de juego de niños gigante.

En las fotografías podemos encontrar esa variedad de relaciones que tiene el espectador, el edificio no se queda en la imagen escultural, por eso propongo en este set de imagenes un juego de escalas, una secuencia entre volumen, formas y texturas, intentando compenetrar más al espectador con las sensaciones al estar en este proyecto.

Esta última descripción, me lleva al segundo punto que quiero resaltar; la materialidad. Creo que la calidad de la construcción esta fuera de duda. Cada uno de los contenedores tiene una materialidad específica y por tanto un peso visual completamente diferente, no son las pilas de contenedores de colores de un puerto, pero a su vez si lo son. Forman un conjunto coherente que llama la atención al acercarse, las texturas le aportan al volúmen y en la noche transforman el espacio, aportando con la luz una sensación de ligereza que nos invita aún mas a entrar y vivir este lugar, que sin lugar a dudas pretende hacer un trabajo que involucra a la comunidad.


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