Cuando tienes la oportunidad de viajar, como la he tenido yo, no dejamos atrás nuestras pasiones y curiosidades, las echamos en la maleta y a lo mejor antes que la ropa interior, o bueno eso me pasa a mi siempre. La cámara, las baterías cargadas, las tarjetas etc. etc. están listas antes que la ropa.
De esa misma forma, sé que hay edificios que me estarán esperando y que si bien son parte de mi imaginario como arquitecto, que los conozco y hasta los he visitado virtualmente a través de sus plantas, es ese el momento del encuentro de la idea de edificio con el edificio, es el momento de la famosa PROMENADE que desde la Ville Savoye es una promesa para todo estudiante de arquitectura.
Pues bueno, allí no hay más que encontrar al arquitecto en el detalle, pregunto en mi encabezado: ¿Cómo visitar el ícono arquitectónico? Estoy ante el Guggenheim de Nueva York, una obra que seguramente todos conocen, un edificio mucho más pequeño que su fama, en un puntazo al frente del Central Park y abordar el edificio es sencillo, esta pensado para ser habitado, invita a entrar y ser recorrido. No es posible desprenderse de esas imágenes típicas el edificio, las tengo como han de suponer, pero deliberadamente las evito en este artículo y con ello revelo mi propia idea de caminar el edificio.
Visito el ícono arquitectónico como escudriñando entre las líneas aquello que va dando forma al todo, busco en las partes aquello que me permita entender las dinámicas que hacen que el edificio no sea una casualidad, un solo gesto sino una confirmación del argumento complejo del arquitecto.
En el detalle del edificio de Frank Lloyd Wright encontramos que ese gesto maravilloso de la repetición de la forma y el ritmo no es exclusivo del lobbie principal, sino que por el contrario representa de manera contundente aquello que el arquitecto incrusta en cada detalle. La geometría como herramienta de creación de espacio sirve para enmarcar, recordemos que es un museo, los diferentes vacíos que contienen las colecciones mas importantes de arte del mundo.
Las puertas, las esquinas, las escaleras están pensadas al mínimo detalle, encontrarme con esto prende mis alarmas, y como fotógrafo de arquitectura entiendo que es allí en donde los niveles de información se suman y permiten que mis fotos tengan un nuevo mensaje, que ayuden a multiplicar las posibilidades del edificio que se visita "virtualmente" a través de la imagen y de los ojos de otra persona.
Para visitar un edificio, como este, necesitamos ponernos, como los niños, las gafas del asombro, jugar en los rincones y aburrirnos de tanto en tanto, para obligar a nuestra mirada a refrescarse frente a aquello que nos han pintado tantas veces!